sábado, 31 de diciembre de 2011

sábado, 24 de diciembre de 2011

jueves, 8 de diciembre de 2011

lunes, 28 de noviembre de 2011

Persecución Religiosa en México.




La historia de la Iglesia en México entre 1911 y 1940 fue tan acerba, que el SS Pío XI la comparó a la de los primeros siglos cristianos. El 3 de mayo de 1911, surge el "Partido Católico Nacional", sobre la base del "Movimiento Obrero Guadalupano"; su lema era "Dios, Patria y Libertad", y su cuyo financiamiento fue cubierto en forma mayoritaria por el Arzobispo, Mons. José Mora del Río.


a. Presidencia de Francisco Ignacio Madero González (1911-1913)

Se alió fuertemente al catolicismo; el clero político apoyó la corriente que en conjunto denominaron "Democracia Cristiana". El 12 de agosto de 1913, bajo un clima de tensión revolucionaria, nació formalmente la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM), un grupo adoctrinado para responder a la violencia anticlerical revolucionaria. Se organizó a nivel nacional, formando comités regionales; cada uno elegía a su presidente y de entre ellos, se elegía a un presidente nacional que coordinaba las actividades de la juventud católica de todo el país. El presidente Madero Gonzáleztuvo que solicitar el apoyo de la Iglesia Católica porque el país desde entonces había estado convulso y señala textualmente: "Fue necesaria la influencia de la Iglesia para lograr la pacificación del país, sacudido por inmenso movimiento de revolución y bandidaje". La jerarquía católica respondió a los deseos del Gobierno mediante un documento que pedía a los obispos "la obediencia que se debe a la autoridad constituida". El Gral.Victoriano Huerta, porfirista,se confabuló con los Estados Unidos para dar un golpe de Estado; conformó un grupo de militares mercenarios a quienes compró con dinero yanqui.

b. Presidencia del Gral. Victoriano Huerta (1913-1914)

El 19 de febrero de 1913se sublevó; traicionó y asesinó a Madero, arrebatándole por la fuerza la silla presidencial. Con la usurpación de Huerta, el clero publicó inmediatamente un escrito de condenación hacia el golpe de Estado y tanto la Iglesia como el Partido Católico Nacional se mantuvieron a distancia del traidor. Éste aconsejado por el embajador de los Estados Unidos trató de conquistar la simpatía de la jerarquía eclesiástica colmando de regalías, favores y obsequios a la Iglesia. El clero mantuvo una postura firme; el Partido Católico Nacional a través de su periódico, vocero oficial, "La Nación" combatió fuertemente al usurpador gobierno de Victoriano Huerta y por orden de éste las oficinas del partido y del periódico fueron incendiadas, saqueadas y destruidas. El Gral. Venustiano Carranza Garza, obligó a Huerta a dejar el mando y el país, muriendo en el destierro en el Paso, Texas.

c. Presidencia del General Venustiano Carranza Garza (1916-1920)

Este período que se caracterizó por la dureza de su persecución contra la Iglesia. Sus tropas multiplicaban los incendios de templos, robos y violaciones, atropellos a sacerdotes y religiosas; cuando los jefes militares quedaban como gobernadores de los Estados liberados, dictaban contra la Iglesia leyes tiránicas y absurdas: que no hubiera Misa más que los domingos y con determinadas condiciones; que no se celebraran Misas de difuntos; que no se conservara el agua para los bautismos en las pilas bautismales, sino que se diera el bautismo con el agua que corre de las llaves; que no se administrara el sacramento de la penitencia sino a los moribundos, y "entonces en voz alta y delante de un empleado del Gobierno". Actualmente en México carrancear significa robar, y un atropellador es un carrancista. Muy comprometido con sus hermanos masones, tuvo que apoyar al liberalismo y atacar a la Iglesia Católica; los constitucionalistas se apoderaron de los edificios y bienes de la Iglesia, desterraron a los obispos, encarcelaron a sacerdotes y monjas, saquearon conventos y mandaron fusilar a los líderes curas. Para los constitucionalistas todo lo que era católico debería ser destruido; para los católicos estaba bien claro que Carranza era enemigo de la Iglesia y de la religión católica.
Después de tres años de cruenta persecución religiosa, se reunieron en Querétaroa partir de noviembre de 1916 los 118 diputados del Congreso de la Unión para revisar la Constitución de 1857. Luego de acalorados debates y encendidas polémicas, donde los clerófobos y protestantes carrancistas quedaron en minoría frente a los jacobinos partidarios de Álvaro Obregón, sepusieron al fin de acuerdo y publicaron el 5 de febrero de 1917un documento que habría de entrar en vigor el día 1 de mayo: la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Así se cristalizó la orientación anticristiana y masónica del Estado.Proclamaba la separación Iglesia-Estado, haciéndola dependiente de éste: por un lado destacaba la libertad de conciencia y por otro la limitaba. Los artículos que lo enmarcaban eran: Artículo 3º: Declara que la educación será laica y prohíbe que cualquier religión o ministro de culto imparta clases, ni dirija centros escolares; enseñanza laica; Artículo 5º: Se prohibían los votos religiosos, lo conventos y las órdenes monásticas; Artículo 24: Habla de la libertad religiosa; pero prohíbe toda manifestación pública de Fe; supresión del culto externo; Artículo 27º: Todas las propiedades de la Iglesia pasan a ser del Estado; Artículo 130º : No se le reconoce personalidad jurídica a la Iglesia; control del clero. Este último artículo profundiza el sentido anticlerical de la Constitución, señalando el derecho del poder federal de intervenir en materias de culto religioso y de disciplina externa, de conformidad con las leyes. Ninguna persona que no sea mexicana por nacimiento, podía ejercer las funciones de ministro de ningún credo religioso. Imposibilitaba a los ministros del culto para votar como ciudadanos y para ser elegidos como funcionarios públicos. Los ministros de culto eran incapaces de heredar de otros ministros de culto o de individuo particular. Determinaba el número de sacerdotes para cada Estado. Se prohibía de igual manera a los ministros de cualquier culto el hacer crítica de las leyes o actos de las autoridades que gobiernan. En materia de sacramentos, por poner un ejemplo, la confesión auricular estaba prohibida y en caso de que se autorizara debía realizarse en presencia de un agente de la ley. De esta manera, el ejercicio de la religión católica venía a ser un crimen en México, y sus creyentes tratados como delincuentes. En un México de quince millones de habitantes, el 95% era católico; su constitución contenía incapacidades legales contra la Iglesia Católica, quedando claramente planteado así el conflicto de conciencia. La táctica era manifiesta: esclavizar a la Iglesia Católica o acabar con ella. Dicha constitución se impuso por la élite gobernante, ya que no existió ratificación por parte del pueblo; lo único que no prohibía es la libertad de creer.




La persecución se recrudecía y los obispos no cesaban en sus demandas de auxilio; la Conferencia Episcopal de Estados Unidos fue quien ayudó fraternalmente a los desesperados prelados mexicanos a solicitud directa de SS Benedicto XV, quien preocupado por tan tremendos acontecimientos que la iglesia mexicana estaba sufriendo, encomendó la noble tarea de ayudar a la república mexicana y al mismo tiempo agradecía tan generosa disposición.
Los prelados habían protestado por la Constitución sujetando al juicio del Sumo Pontífice sobre tal proceder, SS Benedicto XV respondió al Episcopado con fecha del 15 de junio de 1917 de haber hecho "una cosa muy conforme al oficio pastoral, y dignísima de nuestra alabanza", además de hacer patente su paternal preocupación, prometiendo su ayuda para aliviarlos. A esta protesta también se unieron los arzobispos y obispos de Estados Unidos de Norteamérica, a través de un documento firmado por el Cardenal Gibbons, Arzobispo de Baltimor. La Iglesia Católica protestó públicamente contra varios artículos de la Constitución. El Arzobispo de Guadalajara, Mons. Francisco Orozco y Jiménezhizo circular un memorándum que denominó "Carta pastoral", el cual salió a la luz pública el 24 de junio de 1917. Dicho documento era trascripción firmada por casi todos los obispos, aprobada por el nuncio apostólico y por el Papa. Una parte de este memorándum decía textualmente: "no pretendemos inmiscuirnos en cuestiones políticas. Tenemos por único móvil cumplir con el deber que nos impone la defensa de los derechos de la Iglesia y de la libertad religiosa. En nuestro carácter de jefes de la Iglesia Católica protestamos contra la tendencia de los constituyentes destructora de la religión, de la cultura y de las tradiciones. Protestamos contra semejantes atentados en mengua de la libertad religiosa y de los derechos de la Iglesia y declaramos que desconoceremos todo acto o manifiesto contrario a estas declaraciones y protestas".Este abierto pronunciamiento contra el Gobierno de la República ocasionó el repudio de los carrancistas que estaban aplacados. Desde entonces no cesaron de atacar y presionar al clero consiguiendo en julio de 1918que fuera expulsado del país el Arzobispo Orozco y Jiménez. Como consecuencia de este acto injusto los combativos católicos jaliscienses liderados por el Vicario Manuel Alvarado se pusieron de luto y realizaron plantones y protestas; hicieron correr rumores y ejercieron actos de boicot para desestabilizar al país. En los archivos del H. Congreso del Estado de Jalisco se conserva el informe que rindió el Gral. Manuel M. Diéguezante la XXVI Legislatura de dicho cuerpo legislativo el 1 de febrero de 1919donde dice textualmente: "el clero, lejos de someterse a los mandatos de la autoridad civil, asumió una actitud rebelde. Los jerarcas católicos suspendieron las misas y los oficios religiosos; hicieron creer a los fieles que el Gobierno cortaba la libertad de cultos y movieron en su contra a los feligreses desde los púlpitos para que el pueblo profesara hacia las autoridades un odio enardecido que era susceptible de transformarse en rebeldía armada".
Muchos otros apoyaban la lucha del México católico: el Episcopado Latinoamericano. del 17 de mayo al 20 de noviembre de 1917 protestó; lo hicieron los obispos de las diócesis de Panamá, Trujillo; La Plata, Paraná, Santa Fe (Argentina); Loja, La Serena, Granada, Managua, Cuenca, Tunja, Arassuahy, Santiago de Cuba, Barquesimeto, San Salvador, Santa Ana, Barbasto, Medellín, Florianópolis, Ibagué, Puno, Campinas, Cartagena y Guatemala; el Episcopado Francés protestó el 9 de diciembre de 1918 y el Episcopado Español hizo lo mismo el 19 de marzo de 1919. El enardecimiento de los católicos que ya estaban dispuestos a todo hizo comprender al gobierno constitucionalista la realidad del peligro de lo cual resultó que el Gral. Venustiano Carranzaemprendió una política de reconciliación y acercamiento con la Iglesia Católica. Se volvió tolerante y permitió que los católicos llevaran a cabo con toda clase de facilidades una peregrinación multitudinaria para conmemorar la coronación de la Virgen de Guadalupe; dicho acto masivo se realizó el 17 de octubre de 1919. Carranzaprogramó su reelección aliado con el clero católico. Los militares consideraron esa situación como un gran error y tomaron la determinación de eliminar al Gral. Carranzaanimados por las compañías petroleras que estaban en el país, a las que le había aplicado impuestos excesivos para que abandonaran el territorio nacional.




El día viernes 23 de abril de 1920un grupo de militares traidores al Gobierno de la República, firmó un documento conocido como el "Plan de Agua Prieta" mediante el cual desconocían y cesaban en sus funciones al Presidente de la República y lo sustituían por el Gral. Adolfo de la Huerta, a quien denominaron "Jefe Supremo del Ejército y de la Nación". El pacto de honor de Agua Prieta, Sonora estableció compromisos muy serios; fue firmado por varios generales, entre ellos, Adolfo de la Huerta, Plutarco Elías Calles, Pascual Ortiz Rubioy Lázaro Cárdenas del Río. Cuando tomó el poder el Gral. Adolfo de la Huerta Marcos, quedó convencido de que era necesario continuar con la tolerancia hacia el clero católico. La Iglesia aprovechó esta excesiva facilidad gubernamental para revitalizar al Partido Católico Nacionalal que le inyectó un fuerte aporte financiero y realizó el 19 de julio de 1920una convención nacional dando como resultado un partido mucho más fuerte que cambió de nombre llamándose desde entonces "Partido Nacional Republicano". En esta convención atacaron duramente a la Constitución de 1917 diciendo textualmente: "la Constitución que actualmente nos rige es de facto una Constitución que casi en la totalidad de sus artículos y en la totalidad de sus postulados va en contra de los principios, tradiciones, sentimientos y aspiraciones del pueblo mexicano". Con el apoyo de los Estados Unidos de Norteamérica el Gral. Álvaro Obregón Salidolanzó su candidatura a la presidencia de la república y triunfó rotundamente en las elecciones llevadas a cabo el 5 de septiembre de 1920.


 

 

d. Presidencia del General Álvaro Obregón Salido (1920-1924)

El 1 de diciembre de 1920, comenzó su mandato y también llegó a la conclusión de que debía ser amigo de la Iglesia Católica, a la cual restituyó todos los templos que habían sido clausurados entre 1914 y 1919.
El 25 de octubre de 1924firmó un decreto presidencial que autorizaba la permanencia de un representante del Papa en el país; nada hizo, en cambio, para detener la escalada anticatólica que sus generales -verdaderos revolucionarios jacobinos, antiguos constituyentes y masones, fanáticos anticatólicos- llevaban a cabo en los estados. Sin embargo, los masones del rito yorkinode los Estados Unidos lograron influir para que Obregón estimulara en forma oculta a los liberales anticlericales con el fin de que hostigaran a la Iglesia; llevó así adelante el impulso perseguidor de la Constitución mexicana, con la astucia de no aplicarla integralmente. En una oportunidad señaló: "La división que tengo el orgullo de mandar ha cruzado la República de un extremo a otro en medio de las maldiciones de los frailes y de los anatemas de los burgueses. No hay para mí gloria mayor: la maldición de los frailes aporta la glorificación". Comienza a evidenciarse muy sutilmente esa persecución contra la Iglesia y sus fieles, quizá no de manera manifiesta ya que se quería guardar una imagen de apertura en los nuevos gobiernos que se iban consolidando en México, más que nada de cara a Estados Unidos; no obstante, las protestas no se hicieron esperar sin respuesta alguna. El Delegado Apostólico pudo percatarse de este doble juego del presidente por lo que decidió oponerse a las decisiones del Gobierno a través del Partido Nacional Republicano.
El 6 de febrero de 1921, estalla una bomba en la puerta del Palacio Arzobispal. El gobierno señala que es a consecuencia de la provocación que generó una carta pastoral emitida contra el Socialismo. Como respuesta, los jóvenes acejotaemeros organizaron una guardia permanente en el lugar de los hechos y una manifestación de protesta, el 8 de febrero, la cual terminó en una riña entre católicos y "socialistas"; varios participantes fueron encarcelados por tres días. El presidente Obregón declaraba al respecto que "si la Iglesia hubiera estado de acuerdo con la Revolución, nada de eso habría ocurrido".
El 13 de Mayo de 1921: ondean banderas rojinegras socialistas en la Catedral de Morelia.
El 14 de noviembre de 1921: se produce una explosión en la basílica de Guadalupe frente a los pies de la Imagen; quedó intacta y se descubre que el responsable fue un empleado de la Secretaría particular de la Presidencia. El Gobierno hizo correr el rumor que los culpables fueron católicos intentado provocar una agitación.
Para 1922, la ACJM había alcanzado un alto grado de madurez y estaba conformada por grupos de jóvenes de todo lugar y de diferentes estratos sociales. Algunos de sus miembros empezaron a formar grupos de resistencia, como la Unión Popular, en Guadalajara. Conocida como la "U", era una sociedad secreta que tenía una jerarquía de jefes: de colonia, sector, parroquia, ciudad y región, bajo la dirección de Mons. Francisco Orozco y Jiménez, arzobispo de la Diócesis; Anacleto González Flores fue designado su representante. Otras organizaciones buscaron mayores espacios, como las Damas Católicas y los Caballeros de Colón que, de acuerdo con las instrucciones de la Encíclica dada por León XIII el 1º de noviembre de 1885, se encontraban bajo la jurisdicción de la jerarquía eclesiástica, debiendo tener cada unión regional un sacerdote como director espiritual, aprobado por el obispo, condición sin la cual la Iglesia no se hacía responsable ni aprobaba tales organizaciones.
El 11 de febrero de 1923: se expulsa al Delegado Apostólico, Mons. Ernesto Filippi por su participar en la bendición de la primera piedra del monumento a Cristo Rey en la montaña del Cubilete, en Guanajuato, que contó con una participación de 50.000 personas; sirvió de pretexto para "hacer valer la Constitución".
El 4 de Octubre de 1924, tuvo lugar el Primer Congreso Eucarístico Nacional, lo que provoca sanciones a varios participantes y el despido de empleados del gobierno que asistieron. El Gral. Álvaro Obregón Salidodecidió concentrar el poder en su persona aplicando medidas centralistas de tipo dictatorial a las que se opuso en forma radical la Iglesia Católica. El gobierno de Obregón no se podía dar el lujo de enfrentarse abiertamente al clero político por lo que decidió recurrir a gobernadores y generales serviles e incondicionales suyos, quienes desataron una guerrilla anticlerical. Es célebre el caso del Lic. José Guadalupe Zuno Hernández, quien siendo gobernador del Estado de Jaliscodesencadenó una persecución brutal e inesperada en contra de la Iglesia Católica, a la que atacó con una furia enloquecida que denotaba fanatismo, intolerancia y represión. A esta acción persecutoria e injusta se opuso el Obispo, Mons. Orozco y Jiménez, quien con una profunda vocación episcopal luchó con valentía, creándose un conflicto histórico en la Iglesia y el Estado que desembocó en un enfrentamiento armado de alcance nacional denominado "La Epopeya Cristera". Obregón empezó a pensar en reelegirse para lo cual decidió acabar con los enfrentamientos y apaciguó la situación. Decidió entonces aliarse con sus enemigos; otorgó nuevamente concesiones al clero y ofreció puestos y dinero a los carrancistas, zapatistas, villistas y delahuertistas. Mandó asesinar a los generales que no quisieron transar con él y preparó el terreno fría y calculadoramente. Consiguió que ganara las elecciones su leal pupilo, el Gral. Plutarco Elías Callesquien tomó posesión el 1 de diciembre de 1924; este presidente dirigió el país en duunvirato con Obregón, su maestro y protector.


 e. Presidencia del General Plutarco Elías Calles (1924-1929)

Fundador del Partido Nacional Revolucionario actual Partido Revolucionario Institucional.

La lealtad a su jefe Obregón le valió obtener la silla presidencial, pero como gobernante no pudo consolidarse porque la sombra del caudillo lo opacaba. Todos sabían que el Gral. Álvaro Obregónhabía impuesto al Gral. Plutarco Elías Callesy poco a poco se fue generando un clima de inconformidad, particularmente en el grupo militar. Varios generales se sentían con el derecho de partir el pastel revolucionario y exigieron cuotas de poder, lo cual fue bloqueado y nulificado por Obregón quien tenía luz verde de Calles para tomar decisiones en ese sentido; varios militares inconformes fueron castigados y algunos asesinados misteriosamente.
El 21 de febrero de 1925, los caudillos de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), empeñados en hacer méritos políticos de manera que el gobierno de Elías Calles se sintiera cada vez más comprometido con ellos, intentaron se proclama la "Iglesia Católica Apostólica Mexicana", a cargo del ex-sacerdote Joaquín Pérez, como "patriarca de la Iglesia nacional mexicana" -antes de ser sacerdote había contraído matrimonio, había sido soldado y estaba afiliado a la masonería-; tuvo repercusión alguna en la población. A Pérez le sucedió otro falso sacerdote, nunca ordenado, llamado Eduardo Dávila, un grado 33 de la masonería mexicana, que llegó a escribir: "Iglesia Católica y masonería se complementan... y se puede ser como yo, gran iluminar de la masonería y arzobispo primado de México". Solo tres sacerdotes respondieron, retractándose posteriormente. El proyecto fracasó rotundamente Gracias a la devoción del pueblo mexicano y su testimonio de firmeza frente a las leyes señaladas, SS Pío XI en la Encíclica "Quas Primas", del11 de diciembre de 1925, declara de manera universal la Festividad de Cristo Rey. México fue la primera nación en consagrarse como vasallo de Cristo Rey y el primer monumento fue construido en 1920.
El 2 de febrero de 1926, SS Pío XIdirige al Episcopado mexicano su carta "Paternae Sanae Solicitudo", en la que exhorta a los católicos a emprender la acción cívica contra las leyes persecutorias, pero absteniéndose de formar un partido confesional, para evitar que el gobierno acuse a la Iglesia católica de sedición y de intervenir en política; detalló las normas concretas que habían de aplicarse en la República mejicana para lograr el desarrollo disciplinado y eficaz de esta acción católica. Con respecto a la situación política, SS Pío XI estableció tres normas: los católicos deben abstenerse de favorecer a cualquier partido político; no pueden formar un partido político con denominación católica; el clero debe evitar toda intervención en la política de los partidos. Era está la manera de quitar toda base a un posible ataque del Gobierno contra el catolicismo por razones de orden político. Sin embargo, el Papa aclaró que los católicos podían y debían ejercer todos los derechos y deberes civiles comunes. En relación con el clero, advirtió además que esté no podía ni debía desentenderse por completo de los graves problemas sociales y políticos: como ciudadano, el sacerdote debe ejercer sus derechos, y como ministro sagrado, debe ungir la conciencia de los fieles para que éstos cumplan con fortaleza sus deberes políticos




. El Gral. Calles obedeció al Gral. Obregóny decidió concentrar el poder a base de imposiciones, alianzas y dictadura; hizo aprobar la ley reglamentaria del artículo 130º constitucional, la cual fue promulgada y publicada el 6 de enero de 1926, prohibiendo terminantemente las manifestaciones religiosas, misas y peregrinaciones. Calles ordenó a los gobernadores de los estados que hicieran aplicar estrictamente las disposiciones legales; y ante tal ofensiva el clero no se cruzó de brazos; el Arzobispo de México, Mons. José Mora y del Ríodijo públicamente: "... el Gobierno de Calles manipulado por Obregón ha puesto la gota que derramó el vaso". El Arzobispo de la Ciudad de México, José Mora y del Río, en una entrevista del diario "El Universal" el 4 de febrero, criticó los artículos 2º, 5º, 7º y 30º de la Constitución, señalando que los católicos no reconocían las leyes constitucionales que atentaban contra la libertad religiosa y que lucharían por su derogación. 
Textualmente expresó: "... la doctrina de la Iglesia Católica es invariable, porque representa la verdad inobjetable revelada por Dios a los mortales. Los prelados mexicanos hicimos una enérgica protesta en 1917 contra la Constitución y nos opusimos abiertamente a las disposiciones contenidas en los artículos que atentan contra la libertad de cultos y contra los dogmas religiosos. Nuestra inconformidad se mantiene firme, no ha sido modificada sino robustecida porque se inspira en la santa doctrina de la Iglesia. Emprenderemos una campaña nacional contra las leyes injustas y contrarias al derecho natural del hombre. El clero católico, el episcopado y los feligreses no reconocemos, jamás respetaremos y siempre combatiremos con fuerza los artículos tercero, quinto, veintisiete y ciento treinta de la Constitución vigente". La entrevista se convirtió en la oportunidad del gobierno para justificar el cierre de las escuelas católicas y de los conventos, la expulsión de los sacerdotes extranjeros y la limitación del número de los sacerdotes, aplicando estrictamente la Constitución, especialmente el artículo 130º. Cuando el Gral. Callesleyó el periódico a temprana hora, exclamó: "¡Es un reto al Gobierno y a la Revolución!". Seguidamente ordenó que se encarcelara al arzobispo, quien para evitar ser llevado a la prisión, se retractó públicamente de sus declaraciones pero pidió auxilio a SS Pío XI.


El Papa ordenó suspender las misas en todo el país y cerrar los templos. Éste fue el primer chispazo de la "Epopeya Cristera". La reacción fue inmediata entre los católicos mexicanos, asociaciones como la ACJM (Asociación Católica de la Juventud Mexicana), la "U" Unión Popular, Círculos de Oración y Estudio, La Cruzada Femenina de la Libertad, fundadas por el seglar Anacleto González Flores; junto con la CNCT (Confederación Nacional Católica de Trabajadores), la Unión de Damas Católicas y la Unión Nacional de Padres de Familia, fundaron el 9 de marzo, con el beneplácito del Episcopado, la LIGA NACIONAL DE LA DEFENSA DE LA LIBERTAD RELIGIOSA, la cual defendería los derechos de profesar, confesar y promover la Fe Católica y buscar la reforma de los artículos antirreligiosos de la Constitución de 1917. Fueron sus principales dirigentes: el Lic. Cisneros y Villarreal, Miguel Palomar y Vizcarra, Andrés Barquín y Ruiz, René Capistrán, José González Pacheco. El 22 de marzo fue declarada sediciosa por el gobierno, y sus dirigentes encarcelados
El 2 de julio, el Gral. Calles expidió la "Ley que Reforma el Código Penal para el Distrito y Territorios Federales sobre delitos del fuero común y para toda la República sobre delitos contra la Federación"; ley que debía entrar en vigor el 31 de julio, de hondo contenido anticatólico.
El 25 de Julio, el Episcopado Mexicano emite una "Carta Pastoral" colectiva, donde señala que la ley del 2 de julio vulnera los derechos divinos de la Iglesia, es contraria al derecho natural, es opuesta al derecho constitucional mexicano y violatoria de los valores morales; por tal motivo se pide la derogación de las leyes antirreligiosas.



El 29 de julio, muere fusilado en la ciudad de Puebla el primer mártir: José García Farfán, comerciante de 66 años. En el aparador de su tienda había un gran letrero que decía: "¡Viva Cristo Rey! ¡Cristo vive, Cristo reina, Cristo impera! ¡Sólo Dios no muere ni morirá jamás!"; el no arrancarlos fue su delito. El 20 de julio pasaba en su automóvil el Jefe de Operaciones de aquel estado, Gral. Amaya, acompañado del Gral. Sánchez, quién irritado trató de golpear al anciano, que se defendió; fue conducido preso a la Jefatura de la Guarnición. La gestión de sus familiares no pudo obtener nada a su favor; su abogado defensor fue amenazado de muerte si proseguía su gestión. Muy de madrugada fue sacado, con el pretexto de llevarlo a una cárcel pública; en el camino, simulando un ataque, le dieron muerte. Al fusilarlo, el jefe del pelotón lo provocó: "¡A ver cómo mueren los católicos!"; "Así", repuso el viejo, apretó un crucifijo contra el pecho y gritó: "¡Viva Cristo Rey!".





El 31 de Julio, se promulga la "Ley Calles", consistente en unas reformas al Código Penal: prohibía los actos de culto, suministro de sacramentos, catequesis, supresión de monasterios y conventos, suprime la libertad de prensa religiosa y la expropiación de los templos entre otros, las penas iban desde una multa, cárcel hasta un "castigo más grave" que era la muerte por fusilamiento. Ante tal situación, el Episcopado Mexicano, previa consulta a la Santa Sede, ordena la suspensión del culto en toda la República como parte de una resistencia pasiva, ya que el número de sacerdotes que les permitirían ejercer el ministerio "bajo autorización del Gobierno" fue dado de manera arbitraria y era ilógico en comparación con las necesidades de cada estado. Inmediatamente, una docena de Obispos, entre ellos el Arzobispo de México, son sacados bruscamente de sus sedes, y sin juicio previo, son expulsados del país. Ese mismo día en Oaxaca, las tropas del gobierno querían tomar la Iglesia de los Siete Príncipes. Debido a que la población se encontraba amotinada y enfurecida por este hecho y se encontraban custodiando la iglesia, murieron 2 soldados. En respuesta a esto, el gobierno ordeno fusilar a muchas personas que se encontraban ahí. A partir del 1 de agosto, los templos permanecerían cerrados por tiempo indefinido, como medida de presión para evitar la Ley Calles