jueves, 16 de julio de 2009

Escapulario de Nuestra Señora del Carmen.



















Alineación al centro






Hacia finales del siglo XII nació en el monte Carmelo, en Palestina, la Orden de los Carmelitas, frailes contemplativos que dedicaban su vida ascética a la oración, y quienes, por la violencia que las Cruzadas habían desatado en Tierra Santa, tuvieron que salir de allí y trasladarse a Europa para luego instalarse en Inglaterra. Algunos de ellos habían sido caballeros, de la Orden de San Juan o de la Orden del Temple, que habían depuesto las armas a fin de vivir el cristianismo de una manera más cercana a la propuesta de Jesús.
En Inglaterra no habían sido bien recibidos por quienes les miraban como desertores de guerra no comprendiendo el cambio que sus vidas habían experimentado al renunciar a la Regla del Monje-Militar para asumir una Regla en la que la oración era el centro de la vida en comunidad para entrar en diálogo con Dios. El Superior General, en aquel momento San Simón Stock, clamaba a la virgen María su protección y amparo en el nuevo sitio de residencia para que les obtuviera seguridad y permanencia, además de unión entre todos ellos, con esta oración: “Flor del Carmelo, viña florida, esplendor del Cielo, Virgen fecunda y singular, ¡Oh Madre tierna! intacta de hombre, a los carmelitas proteja tu nombre, Estrella del mar”.

En el año de 1251, el 16 de julio, la virgen María le respondió al Superior General con un grande prodigio cuando se le apareció ante sus ojos acompañada de una multitud de ángeles y llevando en sus manos el escapulario de la Orden. Además de hacérsele presente, le habló y le dijo: “Este será el privilegio para ti y todos los Carmelitas: quien muriere con él no padecerá el fuego del infierno, el que con él muriese se salvará”. Es en memoria de ésta, que es la primera aparición mariana, que el 16 de julio de cada año se celebra la fiesta de Nuestra Señora la virgen del Carmen y las celebraciones se viven durante todo el mes, por lo que es tradición que julio sea mes del Carmelo.



Muchos siglos después, en 1950, el Papa Pío XII, gran devoto de la virgen del Carmen y del santo Escapulario, confirmaba la gracia concedida por la virgen a los Carmelitas cuando estableció que “No se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen. Es ciertamente el santo escapulario una vestimenta mariana, prenda y señal de protección de la Madre de Dios” pero también alertaba sobre su uso cuando aclaraba que: “No piensen los que visten esta vestimenta que podrán conseguir la salvación eterna abandonándose a la pereza y a la desidia espiritual”.

Ese mismo año de 1950 Pío XII confirmó la “Indulgencia sabatina”, propia de los Carmelitas y de quienes visten el escapulario, cuando estableció que: “Ciertamente, la piadosa Madre no dejará de hacer que los hijos que expían en el Purgatorio sus culpas, alcancen lo antes posible la patria celestial por su intercesión, según el llamado privilegio sabatino, que la tradición nos ha transmitido”. El Papa se refería a las palabras pronunciadas por la virgen del Carmen a San Simón Stock durante la aparición, cuando le aseguró que “Yo, su Madre de Gracia, bajaré el sábado después de su muerte y a cuantos (carmelitas religiosos, seglares y cofrades) hallare en el purgatorio los libraré y los llevaré al monte santo de la vida eterna”.

Durante el tratamiento de las líneas del Concilio Vaticano II, el Papa Paulo VI dijo que entre las diversas formas de expresión mariana “el escapulario del Carmen, por su misma sencillez y adaptación a cualquier mentalidad, ha conseguido amplia difusión entre los fieles dando inmensos frutos espirituales”.

Juan Pablo II, quien de joven fue carmelita seglar e hizo su tesis doctoral sobre San Juan de la Cruz, fundador del Carmelo Descalzo, en varias ocasiones hizo notar que él siempre vistió desde niño el escapulario carmelita, y luego bajo la sotana blanca pontificia.



Durante el mes de julio se puede vivir la experiencia de acudir a alguna iglesia de carmelitas descalzos, adquirir allí mismo un escapulario y solicitarle a uno de los sacerdotes o de los frailes que lo imponga. Él, dentro de la fórmula de imposición dirá: “Recibe este hábito bendito, suplicando a la Santísima Virgen que, por sus méritos, lo lleves sin mancha, te defienda contra todas las adversidades y te conduzca a la vida eterna”.

Con el escapulario podremos decir que la virgen es la “Hermosura del Carmelo” o “Decor Carmeli” como se dice en latín.






El escapulario tiene 3 significados:

1) El amor y la protección maternal de María: El signo es una tela o manto pequeño. Vemos como María cuando nace Jesús lo envuelve en un manto. La Madre siempre trata de cobijar a sus hijos.

Envolver en su manto es una señal muy maternal de protección y cuidado. Señal de que nos envuelve en su amor maternal. Nos hace suyos. Nos cubre de la ignominia de nuestra desnudes espiritual.

Vemos en la Biblia:

-Dios cubrió con un manto a Adán y Eva después de que pecaron. (manto – signo de perdón)

-Jonatán le dio su manto a David: símbolo de amistad
-Elías dio su manto a Eliseo y lo llenó de su espíritu en su partida.

-S. Pablo: revístanse de Cristo: vestirnos con el manto de sus virtudes.

2)Pertenencia a María: Llevamos una marca que nos distingue como sus hijos escogidos. El escapulario se convierte en el símbolo de nuestra consagración a María.

Consagración: ‘pertenecer a María’ es reconocer su misión maternal sobre nosotros y entregarnos a ella para dejarnos guiar, enseñar, moldear por Ella y en su corazón. Así podremos ser usados por Ella para la extensión del Reino de su Hijo.

-En 1950 Papa Pío XII escribió acerca del escapulario: “que sea tu signo de consagración al Inmaculado Corazón de María, lo cual estamos particularmente necesitando en estos tiempos tan peligrosos”

En las palabras del Papa vemos mas vez mas devoción a la Virgen del Carmen es devoción a la Inmaculada.

Quien lleve el escapulario debe estar consciente de su consagración a Dios y a la Virgen y ser consecuente en sus pensamientos, palabras y obras.

3)El suave yugo de Cristo: “Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mi, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana”. (Mt 11:29-30)

-El escapulario simboliza ese yugo que Jesús nos invita a cargar pero que María nos ayuda a llevar.

Quién lleva el escapulario debe identificarse como católico sin temor a los rechazos y dificultades que ese yugo le traiga.