Lleva sobre tu pecho el santo escapulario del Carmen. -Pocas devociones -hay muchas y muy buenas devociones marianas- tienen tanto arraigo entre los fieles, y tantas bendiciones de los Pontífices. -Además ¡es tan maternal ese privilegio sabatino! (Camino, 500)
Cuando te preguntaron qué imagen de la Señora te daba más devoción, y contestaste -como quien lo tiene bien experimentado- que todas, comprendí que eras un buen hijo: por eso te parecen bien -me enamoran, dijiste- todos los retratos de tu Madre. (Camino, 501)
María, Maestra de oración. -Mira cómo pide a su Hijo, en Caná. Y cómo insiste, sin desanimarse, con perseverancia. -Y cómo logra.
-Aprende (Camino, 502).
Si quieres ser fiel, sé muy mariano.
Nuestra Madre –desde la embajada del Angel, hasta su agonía al pie de la Cruz– no tuvo más corazón ni más vida que la de Jesús.
Acude a María con tierna devoción de hijo, y Ella te alcanzará esa lealtad y abnegación que deseas. (Via Crucis, Est. XIII, n.4)